Escuela de Nada: cuando tus chistes hacen daño.
Recientemente se ha reabierto la polémica sobre el tipo de comedia sobre la discapacidad que frecuentemente se hace en el podcast “Escuela de Nada”. No busco que se “cancele” a los comediantes involucrados, quienes estoy segura están actuando desde la ignorancia y no desde la malicia. También quiero eliminar de esta conversación la palabra “ofensivo”. Es irrelevante si alguien se ofende o no por un chiste, lo relevante es si estás haciendo daño o no con lo que estás transmitiendo a través de él.
El podcast utiliza muchísimo la frase “eso está como downy” para referirse a una opinión o acción que sea ignorante o insensata. También tanto en el podcast como en los shows en vivo y las rutinas de Stand Up de Nacho Redondo es común imitar la forma de hablar de personas con síndrome de Down o parálisis cerebral. ¿Se puede hacer chistes sobre la discapacidad? ¡Claro que sí! Pero hay maneras de hacerlo sin ser dañino.
Nos podemos reír de lo difícil que puede ser navegar el mundo con una discapacidad, de lo ignorantes que pueden ser las personas al respecto, de la manera como las personas sin discapacidad interactúan con las personas con discapacitad, y de muchas otras cosas más. La discapacidad es graciosa e irónica desde cierto ángulo.
El propio Nacho Redondo lo ha hecho en múltiples ocasiones. En su rutina sobre Michael Melamed Nacho se burla de la manera como nuestra sociedad a colocado a Melamend en la posición de ser “inspiracional”, robándolo de su humanidad hasta el punto que su propia discapacidad pudiese ser solo un acto diseñado para ganar dinero y no haría ninguna diferencia.
También en su rutina “Discapacitado” Nacho se burla de la manera como las personas infantilizan a las personas con discapacidad de forma tal que no se les da la oportunidad de estar en espacios acordes a su edad y aprender a actuar como tal, y de cómo esa infantilizante lástima es un absurdo que no le hace bien a nadie.
Lo que no está bien es cuando el objeto del chiste es la inferioridad de las personas con discapacidad. Cuando utilizamos frases como “downy” o “autista” peyorativamente o nos burlamos de la forma como ciertas personas con discapacidad hablan, estamos comunicando que las personas dentro de esa categoría son inferiores, porque de lo contrario no sería un insulto. La palabra “ignorante” existe.
Antes de hacer un chiste pregúntate:
- ¿Qué da risa de este chiste? Si la persona con discapacitad es lo que da risa: estás haciendo daño.
- ¿Qué pensará mi audiencia sobre las personas con discapacitad luego de escuchar este chiste? Si la respuesta es desagrado, desprecio, asco, rechazo o una sensación de superioridad: estás haciendo daño.
En conclusión, ¿hay que cancelar a Escuela de Nada?
No. Hay que exigirles mejores chistes, chistes que han demostrado que son capaces de hacer, porque los que están haciendo ahora están como ignorantes.